Quien a buen árbol se arrima...

miércoles, 12 de junio de 2013

Notas del 6CFE (1) : ¿Selvicultura o Silvicultura?


Con este post inauguramos una serie (ya veremos como de grande) para destacar algunas comunicaciones 
ha celebrado en Vitoria-Gasteiz entre el 10 y el 14 de junio de 2013.

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Hemos hablado mucho aquí de las definiciones de Selvicultura y su sinónimo Silvicultura. González-Doncel y Gil (2013) presentaron una comunicación titulada «¿Selvicultura o Silvicultura? Historia de dos palabras» en la que abordaban la dicotomía en el empleo de esos dos términos, sinónimos sobre el papel. 

Citando a  Lorenzano (2007) afirman que  «las palabras no son inocentes, tienen historia, tienen filias y fobias, tienen afinidades, tienen carga simbólica, afectiva, ideológica... tienen su razón de ser. Esto lo sabemos todos de ahí que no dé lo mismo una palabra que otra, por mucho que el diccionario nos diga que son sinónimos»

Recomendamos leer el texto completo por lo que supone de repaso, no solo del origen de los términos, sino de la propia ciencia forestal española. Pese a ello, y a modo de resumen, a continuación reproducimos uno de los párrafos de las Conclusiones que resume de manera clara y brillante la tesis defendida por los autores:
"Aunque silvicultura sigue la norma lingüística, ignora la tradición y la cultura forestal españolas. Al término selvicultura se le achaca haber quedado relegado al colectivo forestal quien parece conservarlo más por corazón que con razón. Sin embargo, es una voz que aparece a la par que la técnica que define, incluso antes de que los ingenieros de montes –el colectivo que la utiliza– fueran uno de los Cuerpos de la Administración Civil del Estado. Su origen procede del lenguaje administrativo y adolece de pureza lexicográfica pero no por ello deja de ser plausible. Pascual, aún consciente de su incorrección, aceptó y validó el término que hoy está consagrado por más de 165 años de uso, dando nombre a una disciplina científica que, con independencia de su definición y contenido, tiene una larga trayectoria en nuestro país. Tanto antes como después de González Vázquez, prácticamente solo los textos procedentes de libros ingleses o franceses, y traducidos por personas ajenas al mundo forestal o del ámbito hispanoamericano, han recurrido al vocablo silvicultura en sus títulos. Relacionar los artículos científicos y técnicos actuales que usan la voz «selvicultura» en España sería en exceso prolijo pero evidenciaría que la voz sigue entre el colectivo profesional tan viva, o más, que en sus inicios. Por ello, no dudamos en considerar que lo pertinente sea el uso del vocablo selvicultura; por respeto a nuestros orígenes, a nuestros maestros y a una tradición forestal más que centenaria de la que nos sentimos orgullosos. Y además porque, parafraseando a Pascual (1870), «el uso, padrino natural, ha dado su veredicto». "

P.D.  Cuando hace unos años creamos el proyecto Aula Silvicultura, que acabó dando nombre a este blog, elegimos esa denominación frente a Aula Selvicultura por una razón más simple, e inocente. Al contrario que en el caso de la R.A.E. "Selvicultura" es un término no admitido por la R.A.G. que exclusivamente admite "Silvicultura". Decidimos bautizar el proyecto como "Aula Silvicultura" ya que de esta manera el término sería correcto tanto en español como en gallego.


P.D2. A veces el problema es incluso peor que cual de las formas aceptadas se emplean:



REFERENCIAS:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigos del Aula de "Silvicultura"
A quienes hemos oído las críticas al trabajo de los forestales, incluido al término de referencia, nos produce satisfacción que hayáis recogido el comentario a nuestro trabajo.
Tenéis toda una vida para cambiar el calificativo de vuestra Aula y usar la palabra que utilizaron decenas de forestales, desde guardas a ingenieros que trabajaron por los montes gallegos más de un siglo.
Viene al caso para el sentimiento antiforestal el cambio de la percepción de los pinos en Galicia, región donde la toponimia medieval abunda en denominaciones que aluden a pinos y pinares. En el siglo XIX, el pino gallego tuvo una gran difusión al permitir al propietario minifundista ser selvicultor. Su popularidad le llevó a que un poema de Pondal “Os pinos”, escrito en 1886, se utilizara como letra del himno gallego. En su trabajo sobre las hojas del pino en Galicia, Bouza-Brey (1948) señala que le mueve a escribirlo “el amor que nos inspira el árbol orquestador de nuestro paisaje”, y recoge los comentarios de Otero Pedrayo y Filgueira Valverde. El patriarca de las letras gallegas escribía en 1945: “El vago canto atlántico, hímnico en los ‘fachos’, elegíaco en los playales, sáfico en las rías solitarias, se reposa, instrumenta y perfecciona en el órgano de los pinares”. El segundo, figura de la cultura gallega, señalaría en 1946: “toda Galicia es ya un pinar. ¡Viejos o nuevos, los ‘hermanos pinos’ son ya nuestros, del todo nuestros!”
Este sentimiento fraterno hacia los pinos no se mantendrá. Al igual que en otros ámbitos, la relación entre el régimen franquista y las repoblaciones con pinos determinó el cambio de opinión en los ambientes intelectuales, que lograron imbuir con facilidad y sin ninguna oposición la foraneidad de la especie, cuando no una suerte de “odio al pino”. Un ejemplo del pecado que supone proporcionar prosperidad al propietario rural es el siguiente párrafo, obra de un autor (Lorenzo, 1962) muy cercano a los ambientes antifranquistas:
Inzan cada vez máis os piñeiros na nosa Terra, matando a outra vexetación
e enchendo o chan coa sua frouma. Polo outono, cando a terra descansa,
o piñeiro sinte certa vergoña das agullas verdes, coma se profanase o
descanso imposto ós outros arbres e que el no respeta na sua présa por
medrar e rendir aixina os seus cativos froitos, xa que nesta présa está a
única razón do seu ser. Outros moitos arbres medran no noso chan sen
ter unha utilidade inmediata, mailo pior dos piñeiros é a intervención da
man do home, que rompe o equlibrio ó axudalo a encher todo con
perjuicio doutros arbres moito máis valiosos. Porque, en resumen de contas,
todo o que se aproveita do piñeiro é ruín.
Llama la atención que, en el conjunto de Galicia, los topónimos derivados de pino se sitúan en el tercer puesto en orden de frecuencia, por detrás de robles y castaños o soutos. RODRÍGUEZ COLMENERO (1977) señala que la abundante toponimia medieval le sirve para afirmar la continuidad de este tipo de formación desde época romana hasta el Medievo. BALIÑAS (1998) alude al protagonismo del pino piñonero en el paisaje vegetal gallego del año 1000.
En 1834 quedan recogidos los siguientes topónimos en la cuatro provincias:
La Coruña: San Vicente de Pino; San Mamed de Piñeiro; San Juan de Piñeiro; San Cosme de Piñeiro.
Lugo: Santa María de Pin, Santa María de Piñeira; San Mamed de Piñeiro, San Martín de Piñeiro, Santa María de Piñeiro; San Cosme de Piñeiro; Santa María de Pino, San Vicente de Pinol, San Martín de Piñeira, San Saturnino de Piñeiro; San Salvador de Piñeiro; Santa María de Pinel y San Cristóbal de Piñeira; San Juan de Piñeir; San Miguel de Piñeira y San Salvador de Piñeiro; Santa María de Piñeyra; San Martín de Piñeyro y San Martín de Pino.
Orense: San Salvador de Piñeiro; San Juan de Piñeiro; San Juan de Piñeira de Arcos y San Andrés de Piñeira Seca; San Lorenzo de Piñor y San Sebastián de Piñeiro.
Pontevedra: San Manuel de Piñeiro); San Juan de Piñeyro; San Julián de Piñeiro; Santo Tomé de Piñeyro y San Salvador de Piñeiro.

Luis Gil

Silvicultor dijo...

Gracias Prof. Gil por tan erudito comentario.

Como ya dijimos arriba cuando en 2007 empezamos este camino de imbricar nuevas fuentes de aprendizaje en la docencia más tradicional elegimos "Aula Silvicultura" ya que ( y a día de hoy sigue sin serlo) Selvicultura no es una palabra reconocida en por la RAG y dicho bautismo nos permitía un cierto bilingüismo en la denominación.

Por eso y, aunque mantengamos nuestra denominación, quisimos hacernos eco de la presentación en el CFE6 por interesante y descubridora de una "polémica" que desconocíamos y a la que en estos comienzos de cuatrimestre dedicamos un tiempo dentro de la sesión sobre conceptos y deficiones de Selvicultura.

Sin ánimo de que resulte atenuante quede aqui que ya un par de años después, nuestra cuenta de twitter ya fue bautizada como @Selvicultura.


Respecto de los pinos, tambien nos tomamos la libertad de citar en seis capítulos su contribución "Pinares y rodenales: la Diversidad que no se ve"

Un saludo.

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